miércoles, 13 de abril de 2011

RESEÑA 2: DEL CAPÍTULO “¿QUÉ PROPONE LA ESCUELA SOBRE EL DESPLAZAMIENTO?” DEL LIBRO "LOS ESTUDIANTES INVISIBLES" DE ÁNGELA VERA, FRANCISCO PARRA SANDOVAL Y RODRIGO PARRA SANDOVAL

Actualmente, la escolaridad colombiana se ve obligada a establecer nuevas formas de construir el saber a partir de la llegada de poblaciones desplazadas y, de alguna manera, se ve forzada a actuar en la reconstrucción del tejido social, pues este problema afecta seriamente al país.
Ángela Victoria Vera Márquez, una de las autoras, es Psicóloga y docente catedrática de la Universidad de Ibagué. También es coautora de la publicación “Niños, Niñas y Jóvenes investigan en tema firme” publicado por Ondas Tolima. El segundo, Francisco Parra Sandoval es Licenciado en Ciencias de la Educación de la Universidad Pedagógica Nacional y tiene estudios en Postgrado en la Universidad de Caen, Francia. Y por último, Rodrigo  Parra Sandoval, quien es sociólogo de la Universidad Nacional y tiene PhD. En sociología de The University of Wisconsin, USA.
Su intención es explicar los procesos por los cuales la escuela obtiene buenos proyectos donde el desarrollo de los estudiantes desplazados es importante para que puedan mejorar la interacción con otras personas. Lo anterior los condujo a plantear dos ideas que pueden ser desarrolladas. La primera, mecanismos de apoyo a los proyectos de la escuela, y la segunda, los obstáculos que frenan la participación de los estudiantes desplazados en algunos de esos proyectos.

Por una parte, encontramos los elementos que ayudan a complementar la buena formación de la escuela. El primero de ellos es la dosis del afecto, que según los autores, “el afecto es la capacidad para comprender al otro, darle ánimo y hacerle entender a otra persona que lo estima; es hacerle sentir importante y que sepa que lo que  a él le afecte también le afecta a uno”(pág 154). El segundo es el apoyo de un psicólogo, pues los profesores lo mencionan como una persona que los podría ayudar de forma más eficiente “Creo que se necesita de alguna manera del apoyo psicológico. Nosotros como docentes no tenemos todas las herramientas psicológicas para apoyar a los niños” (pág 159). Por último, los talleres, las actividades lúdicas y recreativas son un abanico de respuestas para apoyar a la población desplazada, que requiere de la participación de las directivas y de todos los docentes.
Esto sugiere que los seres humanos tenemos uno de los valores por excelencia del que se espera cuando otra persona requiere de nuestros buenos sentimientos para salir adelante: la solidaridad; pues reconocemos que no siempre somos capaces de afrontar las difíciles situaciones que se nos presentan y recurrimos a expertos para solucionar las problemáticas.
                   
Por otra parte, los niños a veces por miedo, por dificultades de integración y discriminación de sus compañeros, emplean como mecanismo de defensa el anonimato, y utilizan una capa de invisibilidad al negar su situación, cambiar o modificar sus historias, omitir su condición o evadir el tema. Según los docentes, "los niños se invisibilizan por seguridad. A la vez, al no sentirse parte del grupo y no estar adaptados al nuevo lugar, invisibilizarse es la salida"(pág 173).El no poder adaptarse con éxito a la sociedad en la cual se desenvuelve, genera la negación hasta en personas de alto nivel académico, que tratan de entender el desplazamiento como un “es que ellos roban” o “esos son violentos, porque vienen del desplazamiento” (pág. 173).
Desde las perspectivas anteriores, ¿cómo es posible que una persona se vuelva mala, porque tiene que cambiar de un lugar a otro? Entonces, porque hay desplazamiento, ¿hay robo? Muchos de estos prejuicios son los que limitan a las personas desplazadas, en especial los menores de edad, a tener una relación de convivencia amena con otros individuos.

En suma, con la existencia de los proyectos que motivan el desarrollo de la escuela, es un método factible para emprender un nuevo camino hacia la búsqueda de novedades para el bien de los niños, el futuro del país.
Cabe recordar, que el afecto, las ayudas psicológicas y los talleres y actividades lúdicas, son la base para orientar las acciones que lleva acabo el personal encargado de la atención de los estudiantes de las escuelas. De la misma manera, estos factores deben influir en el desarrollo y adaptación de los menores en los lugares que frecuentan, con el fin de que el rechazo y las frases incómodas no sean característicos de su diario vivir.
Los autores revisados nos dejan entrever sus singulares formas de envolvernos hacia una conceptualización evidente sobre la sociedad de hoy a través de su obra la cual nos refleja la realidad en que vivimos. Esa realidad ligada a la discriminación, ya sea por raza o por condiciones sociales.
En este sentido, cabe señalar el amplio panorama sobre el tema del desarrollo emocional de los estudiantes de las escuelas, en especial, en lo que respecta a las implicaciones que los aspectos sociales y afectivos tienen en la evolución de la personalidad de cada uno de ellos, basándose en las relaciones que establece con el entorno.


 No. de palabras:800

Vera, A; Parra, F; Parra, R (2002). "Los Estudiantes Invisibles", capítulo 4: ¿Qué propone la escuela sobre el desplazamiento? Ibaguè, Colombia. Universidad de Ibaguè. 149-179.


domingo, 10 de abril de 2011

RESEÑA 1: DEL CAPÍTULO II DE LA OBRA “ESCUELAS QUE EDUCAN Y SANAN” POR NORA OSORIO, MARTHA FAJARDO Y JENNY HUERTAS

Hoy en día existen proyectos encaminados hacia la comprensión de los contextos de violencia que enfrentan los niños del país y el modo en que estos requieren acciones provenientes del aparato escolar para alivianar las consecuencias. Este es el caso del proyecto “Escuelas que Educan y Sanan”, desarrollado y expuesto por las autoras Nora Osorio, psicóloga; Martha Fajardo, profesora de ciencias sociales y Jenny Huertas, socióloga; tres expertas en el campo psicosociológico de la Universidad del Rosario en Bogotá. Su intención es plantear una concepción de escuela, especialmente en zonas rurales donde habita gran cantidad de población vulnerable, que pretende sanar las heridas causadas por los enfrentamientos y conflictos armados, pues en estas circunstancias el mundo académico no basta y los profesores y directivos eficientes sólo lo son de verdad si direccionan sus acciones hacia el bienestar psicoafectivo de los niños.
En este sentido, me enfocaré en el concepto de la resiliencia o capacidad de los sujetos para sobreponerse a períodos de dolor emocional. Ahora bien, de este concepto podemos destacar dos tipos de factores que se desarrollan al respecto. Por un lado, los factores de riesgo que actúan como facilitadores o desencadenantes de daños sociales. Por otro lado, están los factores protectores que actúan como escudo para auxiliar el desarrollo de las personas que parecían sin expectativas de superación y por su alta exposición a factores de riesgo.

Primero, las personas que han enfrentado situaciones de violencia y desplazamiento como muchos campesinos del país, en especial los niños, son muy propensas a desequilibrarse en cuanto a desarrollo social. Según las autoras: “los factores de riesgo se suelen caracterizar por todos aquellos hechos o situaciones propias del niño y de su entorno, que aumentan la posibilidad de desarrollar un desajuste psicosocial, lo que incide en el adecuado proceso de reconstrucción psicosocial” (pág. 49).
En lo que a los factores de riesgo respecta considero que los traumas que se crean en la cabeza de un niño que a tan temprana edad ha sufrido intensamente el flagelo del desplazamiento deterioran y marcan la vida de quien los sufre, a tal punto que sus miedos desestabilizan toda su vida e imposibilita su normal desarrollo dentro de la escuela, afectando seriamente su capacidad de aprendizaje.
Segundo, desde otra perspectiva y como pilares centrales para el trabajo interventivo, se hallan los factores protectores, cuyas características, hechos o situaciones propias de la persona y su entorno, elevan su capacidad para resistir la adversidad y disminuir la posibilidad de desarrollar desajuste psicosocial aún con la presencia de factores de riesgo. Las autoras afirman que: “los factores protectores representan el espacio de seguridad: desde el apoyo familiar, con un componente de afectividad, hasta el apoyo social con la disposición de una red social de apoyo, pasando por un buen ajuste escolar son factores que potencian la capacidad de resistir y rehacerse” (pág. 57).
Siguiendo la línea de los factores protectores, me parece que todos los proyectos de educación y de atención a la población vulnerable deben alentar a las personas afectadas para que puedan superar el temor y reparar los daños emocionales que la violencia pudo causar.
En síntesis, el proyecto “Escuelas que educan y Sanan” alienta el fortalecimiento de la resiliencia para combatir la exposición a factores de riesgo que puedan afectar el normal desarrollo de los niños desplazados en una escuela común y la reconstrucción de las estructuras sociales en las que se desenvuelven los pequeños. Por ende se optimiza la calidad de vida de estos adecuando las condiciones de bienestar psicológico y social comunitario. Las tres autores siempre se comunican en un leguaje serio, propio de un proyecto académico de este tipo. La redacción de la obra es clara y muestra paso a paso como se va desarrollando el proyecto, aclarando conceptos complejos y proporcionando datos que ayudan a la mejor comprensión de los temas tratados.
Concerniente a lo expuesto por las autoras creo que de las acciones que realiza el estado para ayudar a las personas víctimas del desplazamiento y otros factores de violencia, la más importante es trabajar en la superación de los traumas en los niños, quienes apenas están comenzando su vida escolar e iniciando su desarrollo interpersonal y social. De esta manera se posibilita la labor de potenciar las fortalezas colectivas e individuales con fines de desarrollo de colectivos sociales.
Para reforzar lo dicho, encontramos obras como  "Los Estudiantes Invisibles" de los autores Angela VERA, Francisco PARRA S. y Rodrigo PARRA S. quienes exponen el temor de los niños desplazados a expresarse por vergüenza de su situación. Esta obra nos ilustrará sobre problemas que aquejan a estos niños y que deben ser trabajados.
También está la obra “Escuelas que curan heridas y Educan para la Paz”, que nos muestra las experiencias asiáticas en Filipinas respecto al tema y cómo lo han sabido tratar.


No. palabras: 800

Referencia Bibliográfica:

Osorio, Nora. Fajardo, Martha. Y Huertas, Jenny (2008). Escuelas que educan y Sanan. En: “Capítulo 2: Diseño del proyecto”. Bogotá : Banco Interamericano de Desarrollo - BID ; Universidad del Rosario